Juntos y Revueltos



Un ático con vistas - Megustaleer



¿Quién dijo que era necesario salir de casa para encontrar el amor? Una divertida y entrañable comedia romántica. ¿Quién es el hombre que vive en el ático de la calle Cortázar, y por qué nunca se deja ver? Esa es la pregunta que atormenta a la comunidad de vecinos del edificio 13.

Incluida a Matty, que aunque no vive allí, conoce la leyenda de Julian Bale y siempre lanza una mirada curiosa a su ático desierto.

Un anuncio en el tablón del bloque de pisos se presentará como la oportunidad perfecta para resolver el misterio. Solo ella se atreverá a adentrarse en la guarida del lobo, llevándose una sorpresa cuando descubra a alguien muy distinto a lo que imaginaba.




Cuando quieres estar cerca de alguien, ser solo su vecina puede no ser suficiente. Mientras los residentes de la comunidad vecinal especulan sobre la orientación sexual de Óscar, el nuevo inquilino del 4º, Eli fantasea con él en secreto… o no tan en secreto. Una ventana le permite espiarlo cuando siente que la tentación es demasiado fuerte.

Pese a ser cada vez más obvio que es gay, sigue sin encontrar el valor para acercarse, preocupada por si terminara irremediablemente enamorada del hombre imposible. Pero una situación comprometida, un contrato y tal vez —solo tal vez— una excusa, los acercará más de lo que nunca habría imaginado…






Cuidado con lo que deseas, porque podrías conseguirlo… y no de la forma que esperabas.

Salvo por un grupo de vecinos cotillas que se ha propuesto averiguar todos sus secretos (y no son pocos), Susana vive tranquilamente con su hijo de doce años en la calle Julio Cortázar… hasta que la casualidad se empeña en hacerla tropezar una y otra vez con el mismo metro noventa de prejuicios y soberbia; ese hombre que la dejó a medias una noche de locura y ahora se atreve a censurarla con la mirada. Y a comérsela pues también.

Por muy intensa que sea la química entre los dos, no tiene la menor intención de relacionarse con él, pero cuando el destino lo planta en la puerta de enfrente y lo elige como salvador de su vida y la de su pequeño (literalmente hablando), no le queda otro remedio que concederle el curioso favor personal que le pide: uno que los pondrá en una situación muy comprometida y, a la vez, en el punto de mira de los inquilinos del edificio…

Eso para que luego digan que Dios no castiga dos veces.

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