Trilogía Chocoholics




1º Love & List


Gavin Ellis, de veinticinco años, siempre ha tenido el amor y apoyo de su familia desde que era un niño pequeño y no podía dejar de hablar de su pene. Siempre ha tenido, además, su consejo no solicitado y su extraña habilidad de avergonzarlo a toda costa. Ahora que es un adulto y trata que el amor de su vida lo ame también, las cosas no han cambiado mucho de cómo eran cuando era pequeño.


Cuando el mejor amigo de Gavin, Tyler, le sugiere que haga una lista de las cosas que asegurarán que gane a la chica, Gavin está un cien por ciento a bordo: después de un par de cervezas.


Después de vomitar en los arbustos, una mala experiencia con Viagra, un curso de Educación Sexual que salió mal, y un montón de otros percances cortesía de su familia y amigos, Gavin está muy seguro de que esta lista será su muerte.


Algunas veces, tratar de hacer que alguien te ame con una lista no es la mejor idea. Especialmente cuando “Muéstrale tu pene” es lo primero en la lista...


Love and Lists es el primer libro de la secuela de Chocolate Lovers, llamada Chocoholics: el descendiente mal hablado cuenta sus historias.





2º Passion & Ponies



Ava Gilmore tiene la vida perfecta. Está rodeada de personas que la aman, tiene sexo regularmente y su colección de bolsos Coach ha crecido a tres. ¿El problema? Se espera de ella que siga los pasos de su familia en Seductions and Snacks, trabajando con juguetes sexuales y productos horneados.


Ava ama los vibradores y los pastelitos tanto como cualquier otra persona, es solo que prefiere jugar con ellos que venderlos. Con su adicción a las compras llegando al punto más alto y las cuentas de su tarjeta de crédito amontonándose, Ava decide darle un buen uso a su obsesión y comienza un blog de moda. Pero tiene otro problema, el chico con el que está acostándose es adicto a My Little Pony.


Mientras lidia con la decepción y confusión de su familia por sus decisiones, encuentra apoyo en el lugar menos esperado, Tyler Branson. Tyler ha hecho su camino lentamente hasta su cama y su corazón y se niega a irse. Él tiene sus propios problemas familiares con los que lidiar y por primera vez, Ava acaba sintiéndose mal por el molesto chico inmaduro que canta "La amistad es mágica" cuando tienen sexo, que ella ha jurado que dejará de tener con él.


Ava necesita ordenar su vida de una vez por todas antes de hacer algo que nunca ha querido hacer, enamorarse de un Brony.

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